sábado, 19 de septiembre de 2015

La patria vieja.

Cuando niña no entendía porqué tenía que escuchar relatos sobre guerras absurdas y aprender himnos y poemas sobre asesinos . Porqué tenía que sentirme identificada con símbolos inventados por alguien de forma arbitraria y que de un día para otro habían decidido que ellos constituirían parte de "mi identidad". No entendía porqué límites de tierra imaginarios separaban y enemistaban a las PERSONAS. Reflexionaba sobre ésto, un día como hoy hace 21 años atrás mientras confeccionaba una bandera con papel maché.

No nací.

No nací para soñar a la medida de lo que culturalmente se espera del rol femenino.
No nací para quedarme a la sombra.
No nací para complacer.
No nací para ser lo que otros esperan.
No nací para validarme en las opiniones de otros.
No nací para que mutilen mis manos, vendiendo mi fuerza laboral a funciones dentro de la estructura económica que violentan la creatividad y la libertad.
No nací para ser prisionera, ni para aprisionar a otros.
No nací.
Si "soy mujer" con todo aquello que la fuerza del sometimiento cultural y social le imprime.
Si eso que no quiero ser significa ser mujer, entonces...
No nací.